DE LA REDACCION DEL BLOG

Pensar que la Educación es lo que cambia el destino de una persona no salvará a la humanidad de las guerras ni de la miseria…

pero sí es seguro permitirá construir una generación de hombres y mujeres más sensibles, más lúcidos, menos egoístas y con una ética incansables.

Chiste educativo

Chiste educativo
El camino demarcardo… (por Jaime Barylko)

Viajo en plena noche y pienso: los límites, los límites.

Viajo en auto, y debo dar una conferencia sobre ese tema… El auto, raudo, recorre la carretera negra. La noche es oscura, la carretera se proyecta hacia delante, se pierde en el horizonte. Miro por el parabrisas y me pregunto cómo verá el conductor el camino. Yo tengo la vista confusa, titilan las luces de los vehículos y es un mar de focos y sombras que me nublan la visión en vez de aclararla... el oculista, pienso, el oculista…

De pronto, despierto. Sucede algo extraño, todo se ilumina, y me relajo. Ahora veo perfecto. No, no son los ojos. Algo ocurrió afuera…. Es la misma ruta, el mismo asfalto, la misma noche, pero todo es diferente. ¿Qué ha sucedido? …

Ahora la ruta, la misma ruta, tiene rayas blancas a los costados, demarcatorias, y una línea segmentada en el medio. La ruta está demarcada. Está el adentro, está el afuera y está el medio. ¡Así da gusto! Mi cerebro se enciendo. Descubrí en qué consisten los límites…

Sin esas rayas a los costados, sin esos límites señalados, la gran libertad del camino era un caos de ceguera y miedo, incertidumbre y vacilación. Ahora están, y los límites, lejos de oprimir al viajero, lo liberan, lo protegen…

¿En qué consisten los límites? En eso, en delimitaciones del camino, en cercos protectores, en marcos contenedores y referenciales. No son un fin en sí, son un instrumento para realizar fines. Cuando ellos están uno puede actuar y elegir. Hasta si quiere, puede salirse del camino. También para salirse hay que conocer los límites.

Eso: los límites son para que pueda haber libertad. Justamente lo contrario de lo que podría pensarse: no cercenan la libertad, la otorgan.

Las rayas no son el camino; el camino está entre ellas, y dentro de ese estar entre ellas tú puedes elegir el ritmo, el movimiento, el desplazamiento, la velocidad, el rumbo, el qué, el cuándo, el cómo, y si quieres dejas de moverte, te detienes, y todo lo que tu fecunda imaginación te proponga. Lo puedes realizar sabiendo qué va adentro y qué va afuera de esos límites, de esas rayas. Y eliges. Esa es tu libertad, y la tienes porque tienes límites.